Decisiones, decisiones

Acabo de tener una conversa harto interesante con la Maca.

El tema fue lo que se abre en el futuro inmediato, especialmente respecto de mi idea de subir el pelaje de mis servicios y, junto con eso, de mis clientes y, obvio, de mis ingresos. Hablamos sobre lo que tengo a favor; la educación, el roce, la imagen, el, como diría mi suegro, ser GCU. Aunque siempre habrá quién se sienta por sobre todos los demás. También sobre mis habilidades y criterio artísticos y, sobre todo, sobre mis aspiraciones y temores.

Hablamos sobre la necesidad de crear el “personaje” del artista exitoso que hace matrimonios porque quiere y puede, del que se retira de la carrera de Derecho en una buena Universidad para irse a estudiar Arte a otra igual de buena o mejor, del que estudió en colegio caro y luego en los EEUU, del que se atreve a ser diferente y que finalmente aprende a sacarle partido a esa diferencia que no es realmente excentricidad pero la bordea de cerca.

Hablamos de dejar atrás al típico fotógrafo del rubro; ese ser percibido por el público como picante, borracho y mal agestado, que suele anidar en las puertas de las iglesias esperando algo de las sobras del fotógrafo “oficial”. De marcar las diferencias y usarlas a nuestro favor, de mostrarle al público otra forma de ser fotógrafo, el Artista Fotógrafo de Bodas.

Recordamos el consejo que me dio la Marita Holdaway sobre reconocer, conciliar y juntar mis dos facetas principales; la del artista muerto de hambre y la del fotógrafo ganapán. Pensamos que realmente tenía razón, que mi posibilidad de surgir pasa por asumir esta dualidad y aprender a explotarla al máximo.

Hablamos de la posibilidad de relanzar mi carrera de Artista Plástico en base a si misma y también en base a lo anteriormente expuesto, de los beneficios cruzados que se pueden obtener...

Hablamos sobre muchas cosas que ahora tengo que pensar con calma.